El sentido creativo del blog no es más que la investigación de los hechos más relevantes de la actualidad con polémica para que aprendan los alumnos de la ESO.
viernes, 3 de enero de 2014
LAS BACTERIAS TRANSFORMARON LA TIERRA
ELLAS INVENTARON LA FERMENTACION, LA FOTOSINTESIS Y LA FIJACION DEL NITROGENO
La vida en la Tierra es una historia tan interesante que uno no puede permitirse el lujo de perderse el principio.
Lynn Margulis y Dorion Sagan
Hemos empezado ahora a apreciar el hecho de que las bacterias son necesarias para el cuerpo humano y que sin ellas no podría haber prosperado la vida en la Tierra. Las bacterias inventaron, hace millones de años, la fermentación, la rueda en forma del motor rotatorio de protones, la respiración del azufre, la fotosíntesis y la fijación del nitrógeno mucho antes de que se iniciara nuestra propia evolución. La unidad más pequeña de vida -una simple célula bacteriana- es un monumento de formas y procesos que no tiene rival en el universo tal como lo conocemos. He aquí algunas de las sorprendentes afirmaciones del libro Microcosmos. Sus autores son la profesora Lynn Margulis, de la Universidad de Massachusetts en Amherst, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU, y su hijo Dorion Sagan, autor de un libro interesante también, titulado Biospheres. La edición española ha estado a cargo de Tusquets Editores, en su admirable colección "Metatemas".
En vísperas del Proterozoico, hace 2500 millones de años, no había rincón de la superficie de la Tierra en el que no pulularan las bacterias y ya se habían inventado miles de mecanismos metabólicos, que hoy nos permiten alimentarnos, hacer ejercicio, etc. Desde el punto de vista evolutivo, los humanos somos unos recién llegados. Por ello, los autores dicen que, considerados como especie, nosotros estamos aún en una fase juvenil, quizá empezando a desarrollarnos, aprendiendo todavía a ser humanos, como el hijo inmaduro de una especie. Desde el punto de vista evolutivo, somos unos recién llegados.
Plantas, hongos y animales surgieron todos del microcosmos. Por debajo de nuestras diferencias superficiales, todos somos comunidades andantes de bacterias. Formamos parte de una intrincada rama que procede de la original conquista de la Tierra por las bacterias y nos vemos a nosotros mismos como una parte, una minúscula parte, del universo. Esto se debe a que los propios átomos que forman nuestros cuerpos no fueron creados, por supuesto, cuando fuimos concebidos, sino muy poco después del nacimiento del universo mismo.
En su apasionante y sugestivo libro El relojero ciego, el biólogo británico Richard Dawkins escribe una frase que debería hacernos reflexionar: "El mundo está dividido, fundamentalmente, en bacterias y el resto".
LAS PRIMERAS BACTERIAS
Las primeras bacterias aprendieron ya casi todo lo que hay que saber sobre la vida en un sistema y eso precisamente lo que nosotros sabemos hoy. Los microorganismos concibieron y desarrollaron el equilibrio del oxígeno, la solución a la contaminación y la base de un ciclo de fermentación global y alteraron toda la superficie de la Tierra. La vida microbiana permitía que el aire, el suelo y el agua reciclaran gases y otros elementos a través de los fluidos de la Tierra como lo hacen en la actualidad. Algo más de dos mil millones de años necesitó el desarrollo del repertorio bioquímico de la vida. La era de las bacterias transformó la Tierra, convirtiendo un terreno de aspecto lunar poblado de cráteres en el fértil planeta en que vivimos.
En realidad, tan importantes son las bacterias, y tan importante es su evolución, que la división fundamental de los seres vivos en la Tierra no es la tradicionalmente supuesta entre plantas y animales, sino entre procariontes (organismos compuestos por células sin núcleo, es decir, las bacterias) y eucariontes (todas las demás formas de vida). En sus primeros dos mil millones de años, los procariontes transformaron continuamente la superficie de la Tierra y la atmósfera y fueron los inventores, a escala reducida, de todos los sistemas químicos esenciales para la vida, cosa que el ser humano está aún lejos de conseguir.
Esta antigua y elevada biotecnología condujo al desarrollo de la fermentación, de la fotosíntesis, de la utilización del oxígeno en la respiración y de la fijación del nitrógeno atmosférico. También fue la causa de diversas crisis de hambre, contaminación y extinción a escala planetaria mucho antes de que se vislumbraran formas de vida de mayor tamaño. Como grupo, las bacterias obtienen su alimento y su energía por métodos muy ingeniosos, utilizando todo tipo de fibra vegetal y residuos animales como producto inicial.
REVOLUCION EN LAS CIENCIAS DE LA VIDA
Durante los últimos decenios se ha producido una revolucion en las ciencias de la vida. Las pruebas fósiles de la existencia de vida microbiana primitiva, la descodificación del ADN y los descubrimientos en relación con la composición de nuestras propias células han hecho saltar por los aires las ideas establecidas sobre el origen de la vida y la evolución en la Tierra.
Ante todo, nos han mostrado la insensatez de considerar el ser humano como especial, distinto y supremo. El microscopio ha ido mostrando gradualmente la inmensidad del microcosmos y ahora nos proporciona una visión sobrecogedora de nuestro verdadero lugar en la naturaleza. Ahora parece ser que los microbios (llámeseles microorganismos, gérmenes, protozoos o bacterias, según el contexto), además de ser los cimientos de la vida en la Tierra, ocupan un lugar indispensable en toda estructura viva y son necesarios para su supervivencia.
La revolución en el estudio del microcosmos nos brinda una perspectiva asombrosa. No es disparatado decir que la misma consciencia que nos permite investigar el funcionamiento de nuestras células puede provenir de las capacidades coordinadas de millones de microorganismos que evolucionaron hasta convertirse en el cerebro humano. Nuestra curiosidad, nuestra sed de conocimiento por penetrar el espacio y llegar a alcanzar otros planetas, y aún más allá, representa un aspecto de las estrategias que la vida tiene para su expansión, iniciada hace más de tres mil millones de años.
No existen pruebas de que el ser humano sea el supremo administrador de la vida en la Tierra, ni de que sea el hijo menor de una superinteligente fuerza extraterrestre. Pero sí existen, en cambio, pruebas para demostrar que somos el resultado de una recombinación de poderosas comunidades bacterianas con una historia de miles de millones de años. Formamos parte de una intrincada trama que procede de la original conquista de la Tierra por las bacterias.
El origen de nuestra estirpe se remonta a unos 3.500 millones de años atrás, cuando se formó la primera célula. No hemos progresado mucho en relación con los microorganismos antepasados nuestros, y ellos continúan en nosotros, forman parte de nosotros. O dicho de otra manera, nosotros formamos parte de ellos. La química de la cual se compone toda forma de vida, incluyendo nuestra propia carne, es la de los compuestos del carbono reducido, es decir, átomos de carbono rodeados de átomos de hidrógeno. La flexibilidad del carbono es uno de los secretos de la vida en la Tierra.
En Microcosmos se rememora la historia evolutiva desde la nueva perspectiva de las bacterias. Pero el estudio ofrece también vías de futuro. Para los autores de este espléndido libro, el microcosmos representa una gran reserva para nosotros. Del mismo modo que hemos explotado la energía encerrada en los combustibles fósiles, con millones de años de antigüedad, podemos utilizar las fuentes de información con miles de millones de años de antigüedad. La microelectrónica molecular de la fotosíntesis, la ingeniería genética, el desarrollo embrionario y otras tecnologías naturales nos aguardan.
La posibilidad de acceder a toda la información almacenada, familiarizándonos con sus misterios, conduciría a cambios tan sorprendentes que se encuentran más allá de nuestros conocimientos actuales. Y, como señalan los autores de este espléndido libro, los humanos no podremos apreciar la proeza de ingeniería genética de las bacterias hasta que exploradores especiales traten de conquistar Marte o hagan habitables los satélites, que es lo que las bacterias han venido haciendo en la Tierra a lo largo de toda su extensísima historia: el acondicionamiento del planeta entero.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
-Lynn Margulis y Dorion Sagan: Microcosmos. Tusquets Editores, Barcelona, 1995.
-Dorion Sagan: Biosferas. Alianza Editorial, Madrid, 1995
-Richard Dawkins: El relojero ciego. Editorial Labor, 1988.
-James Lovelock: Las edades de Gaia. Tusquets Editores, 1993.
http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=47
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