lunes, 23 de diciembre de 2013

ALTERNATIVAS A LA SAL COMO FUNDENTE Y NO CONTAMINANTE

Carreteras más dulces: alternativas a la sal

Emilio Rey-ABC


Tal y como os prometí, aquí tenéis algunas alternativas al uso de la sal para reducir los efectos de las nevadas y heladas. Gracias a Carlos, que ya ha aportado un par de ideas en los comentarios de mi anterior post. Y no, no se me ha ido la pinza con el título del post, al final lo entenderéis... :)
Vamos con ellas.
La primera sería sustituir, o al menos mezclar, la sal por gravilla o pequeños pedazos de material inocuo, como vi que se hacía en Finlandia, y en muchos países nórdicos. De esta manera se reduce el impacto de la sal y se evitan los temidos resbalones y derrapes. También se puede mezclar la sal con agua (salmuera) y arena, o con cloruro potásico o cloruro cálcico, más caros, es cierto, pero más baratos que el destrozo que supone los efectos de la sal. También el acetato de calcio-magnesio se ha revelado, según estudios realizados en EEUU como un excelente anticongelante, inocuo para el medio ambiente.

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En segundo lugar, no estaría mal, tal y com apunta Carlos, que fueran las propias comunidades de vecinos las que se ocuparan de sus propias parcelas, y, desde luego, no echaran sal, sino que recogieran la nieve y adecuaran sus zonas. Esto, para las carreteras, no sería solución, ya que no es terreno tan accesible y es propiedad del estado o empresas.
Otra alternativa es modificar la rugosidad de los asfaltos que se emplean en las carreteras más afectadas. Está demostrado que con más rugosidad el hielo y la nieve afecta menos y los coches ganan en seguridad.
Para los aeropuertos se está empezando a usar urea. Sí, como lo oyes, pues es una sustancia que evita la congelación, y aunque tiene otros problemas secundarios, como su alto valor nutriente que puede producir efectos indeseados, evita la corrosión que produce la sal en los aviones.
Por aportar algo, creo que estar pendientes de la predicción meteorológica puede ser una buena manera de reducir los efectos de la sal. Me explico. En la nevada del puente de Diciembre pasado, la sal esparcida no tuvo mucho tiempo de actuar porque inmediatamente después de nevar se puso a llover. De haberlo sabido, yo no hubiera hecho nada, se sabía que la lluvia desharía la nieve y las altas temperaturas el hielo, en pocas horas. Se podría haber ahorrado el uso de toneladas de sal. En Madrid, hace escasas dos semanas, nuestras calles amanecieron cubiertas del salado elemento cuando ninguna previsión avisaba de nevadas intensas. Con un pronóstico acertado y personalizado, y con unseguimiento continuo, nuestros parques y jardines, nuestras vegetación y nuestros animales no hubieran sufrido. Ni nuestros coches tampoco.
Desde luego, incrementar el uso de quitanieves antes de aplicar estos métodos es muy recomendable, ya que cuanta más nieve y hielo se quite por métodos mecánicos, mucho mejor. Sí son caros, lo se, pero repito el razonamiento anterior.
Por último, hay muchas experiencias que diferentes gobiernos están probando, entre las que me llama la atención el uso de la melaza (el líquido espeso que queda como residuo tras moler caña de azúcar) que ha probado recientemente el gobierno austriaco. También se está probando un producto llamado GeoMelt, hecho a base de zumo de remolacha, en EEUU.
En resumen, nada es perfecto, pero desde luego la sal es de las peores soluciones a medio y largo plazo, así que a ver si entre todos conseguimos unas carreteras más dulces en vez de tan saladas.
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Combatir la nieve de forma más ecológica

La sal puede tener consecuencias ambientales negativas si se utiliza de forma masiva e indiscriminada para hacer frente a la nieve
  • Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
  •  
Imagen: acebal
La sal es un método barato y efectivo contra las nevadas. Sin embargo, utilizarla de forma masiva e indiscriminada conlleva negativas consecuencias ecológicas, económicas y sanitarias. Por eso es preferible utilizar otros sistemas, como hacen en diversos países más acostumbrados a las grandes nevadas. Este artículo explica las consecuencias negativas de usar sal contra la nieve, señala el uso de esta medida en España y expone alternativas más ecológicas a la sal.

Consecuencias negativas de usar sal contra la nieve

La sal común (cloruro sódico) se emplea para retirar la nieve y las placas de hielo de carreteras y calles. Su utilización generalizada se debe a su bajo coste y su capacidad de disminuir el punto de congelación del agua. Sin embargo, su impacto medioambiental puede ser considerable si se utiliza mal.
En un informe del año 2000, el Ministerio de Medio Ambiente canadiense señalaba: daños graves en plantas y árboles hasta a 200 metros de las carreteras tratadas con sal; disminución de la vida salvaje al contar con menos recursos naturales; incremento de la toxicidad en sangre y tejidos de diversos animales que ingieren el agua salada; o aumento de accidentes provocados por animales como ciervos, alces o pájaros que invaden las carreteras al ser atraídos por la sal.
Las consecuencias negativas de sal se pueden reducir o evitar si se utiliza de manera selectiva y organizada, o con otras alternativas
Diversos expertos explican, además, que, en concentraciones elevadas, la sal puede incrementar la acidez del agua y provocar efectos similares a los de la lluvia ácida.
Algunos estudios se han referido también a especies muy sensibles, como el pino blanco o algunas clases de anfibios. Se han observado especies aisladas al considerar una barrera infranqueable las carreteras saladas, o una reducción en su capacidad de reproducción, como la salamandra moteada.
Los especialistas también recuerdan otros efectos en los ecosistemas, como inhibición de la capacidad de absorber agua en plantas y árboles, salinización del suelo y del agua superficial o subterránea (acuíferos) o transformación de las propiedades de ciertos minerales.
Las consecuencias económicas también pueden ser importantes. El cloruro sódico tiene propiedades corrosivas. Si se utiliza en grandes cantidades en las carreteras, acelera el proceso de oxidación de la chapa y los bajos de los automóviles. Sus usuarios tienen que pagar más por su mantenimiento o por la instalación de sistemas anticorrosión. La conjunción de la sal, el hielo y el paso de las máquinas quitanieves puede provocar baches y agujeros que estropean el aglomerado de calles y carreteras.
En el aspecto sanitario, los daños a la vegetación pueden perjudicar la calidad del agua para uso urbano, ya que se reduce la capacidad natural de absorber elementos contaminantes. En cuanto a la sal en sí misma, cuando llega al agua de consumo, algunos expertos aseguran que el principal problema es el cambio de sabor, aunque un informe del Consejo de Investigación Nacional (NRC) de EE.UU. advertía de los riesgos del aumento de la salinidad en el agua para las personas hipertensas.

Uso de la sal contra la nieve en España

En España, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas establece un Plan de Actuación ante Nevadas (el actual es el 2012-2013) para las comunidades autónomas con los procedimientos operativos para la Red de Carreteras del Estado. En este plan se apuntan los principales puntos conflictivos por nieve, donde se ubican quitanieves y vehículos con cuchillas, así como esparcidoras de sal y almacenes para la misma.
Los ayuntamientos también ponen en marcha sus planes de actuación. En algunos de ellos es cada vez más común la salmuera (sal disuelta en agua), una práctica más extendida en los países con más nevadas. La salmuera se puede mezclar con arena para que los neumáticos se agarren más al suelo y se puede utilizar de forma preventiva para evitar la formación de placas de hielo. Desde el Ayuntamiento de Madrid explican que la salmuera es un buen complemento de la sal en las labores preventivas, cuando la temperatura no baja de -4ºC porque se puede distribuir de forma rápida y homogénea y permanece más tiempo sobre el pavimento, sobre todo en las calzadas, sin acumularse en los bordillos y en las ruedas de los vehículos.
Científicos como Carlos Duarte, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y Antonio Aznar, de la Universidad Carlos IIIrecuerdan que en España las nevadas son, en general, puntuales y no tan copiosas como en los países más fríos. Por ello, razonan estos expertos, es difícil observar los daños ambientales señalados, que se producen cuando el uso de la sal es masivo.
No obstante, desde Ecologistas en Acción aseguran que en determinadas zonas naturales, como en carreteras de montaña o de acceso a estaciones de esquí, han observado árboles secos en los arcenes por el uso masivo de sal o cómo se ha tirado en primavera la sal sobrante en vez de reutilizarse el año siguiente.

Alternativas más ecológicas a la sal

Las consecuencias negativas de sal se pueden reducir o evitar si se utiliza de manera selectiva y organizada, o se buscan otras alternativas. Hay que recordar que la sal empieza a perder su efectividad con temperaturas inferiores a -5ºC.
En países con nevadas muy copiosas como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Finlandia, Suecia o Austria, la sal se ha reducido o eliminado, en algunos casos incluso con multas. En Berlín, los ciudadanos, que deben encargarse por sí mismos de mantener a raya la nieve de sus aceras o portales, pueden ser sancionados con hasta 10.000 euros si emplean sal.
Además de la citada salmuera, se pueden emplear mezclas como sal con cloruro potásico o salmuera con cloruro cálcico. En los aeropuertos se usa urea para evitar la corrosión de los aviones, pero tampoco es aconsejable extenderlo a zonas naturales porque su poder nutriente puede dar problemas de eutrofización.
Estudios realizados en EE.UU. señalan al acetato de calcio-magnesio como la alternativa con menos consecuencias negativas. Es un material sólido que se disuelve en agua y que, además de ser inocuo para plantas y animales, no corroe el metal ni daña las carreteras. Otra sustancia de prestaciones similares es elacetato de potasio, base de anticongelantes comerciales libres de cloro.
Sin embargo, el coste de estos productos puede ser 20 veces superior al de la sal, una cuestión que limita su utilización generalizada. Sus defensores argumentan que los nuevos métodos de producción rebajan cada vez más sus precios. Además, sostienen que son válidos para emplearse de forma puntual y siempre en la cantidad recomendada en la etiqueta, ya que no por utilizar más se acaba antes con la nieve. Y si la nevada es muy abundante y no queda más remedio, se pueden combinar con sal.
La efectividad de todas estas sustancias, incluida la sal, desciende también cuando la acumulación de nieve es muy grande. Por ello, antes de verterlas, es preferible la acción de las máquinas quitanieves y de las palas para allanar el terreno.
Las carreteras y aceras en los países más avanzados con problemas de nieve tienen en cuenta la meteorología adversa. Los pavimentos más rugosos, que evitan de manera parcial la formación de placas de hielo, o dispositivos de acción más eficientes con los sistemas y las sustancias antinieve son algunas medidas.
La prevención y los consejos para hacer frente a una nevada también son esenciales: se recomienda evitar verter agua en las zonas públicas, avisar a los servicios municipales de posibles placas de hielo, circular por zonas soleadas, llevar cadenas y líquido anticongelante en el vehículo y el depósito de combustible lleno, etc.
La innovación tecnológica es otra gran ayuda. Ingenieros de la universidad estadounidense de Buffalo daban a conocer un programa informático, "SnowMan" (hombre de nieve), para prevenir la acumulación de nieve y la formación de ventisqueros en las carreteras. El programa utiliza los datos meteorológicos y la mecánica de fluidos para mejorar el diseño de las carreteras y la colocación de vallas.

La sal para evitar heladas en las carreteras devora el asfalto en Els Ports


JOSEP DOMINGO VILAFRANCA La sal devora el asfalto. La muestra está en el conglomerado, ya de por sí maltrecho, por el que transitan los automóviles que circulan por todo el interior de Castelló. Tras un invierno con intensas nevadas sobre las carreteras se han echado decenas de toneladas de cloruro sódico pues el punto de congelación de la sal es de 15 grados bajo cero. De ahí que sea un buen enemigo del hielo, pero también del asfalto. 
Las carreteras estan agrietadas por el efecto corrosivo de la sal. Sucede cada invierno, pero este año se ha notado de manera más acusada. El uso de la sal no solo ha afectado a las carreteras pues en los pueblos los ayuntamientos también se están viento obligados a reasfaltar tramos de calles y caminos porque la sal ha fomentado el deterioro del asfalto y del hormigón. Los datos son notables pues se calcula que en España sólo el Ministerio de Fomento utiliza 160.000 toneladas de sal. 
Hay alternativas a la sal, pero son más costosas. En Estados Unidos o Canadá se ha restringido el uso del producto que no solo perjudica al asfalto, sino que también corroe los bajos de los automóviles que son devorados. Asimismo, los daños también llegan a las plantas de los bordes de las carreteras, que no pueden desarrollar sus funciones metabólicas al quedar "salinizados". Hay alternativas como el acetato de calcio, el magnesio, arenas, gravillas o residuos agrícolas como la urea -compuesto orgánico que está presente en la orina-. De hecho, este material se utiliza en los aeropuertos para evitar el daño en los bajos de los aviones. 
Una alternativa es la salmuera, que sí utilizan algunas quitanieves del Ministerio de Fomento. La salmuera se compone de agua y sal, actúa más rápido y se necesitan menos kilos de sal para que haga efecto. 
El concejal de obras de Vilafranca, Pedro Salvador apunta que "a falta de otra alternativa no tenemos más remedio que echar sal, aunque somos conscientes de los daños que causa sobre el asfalto". Y es que en este caso la urgencia para limpiar las carreteras supera a los daños que produce la sal sobre vegetación y asfalto. 

Ayudas de la diputación
Alcaldes como el de Castell de Cabres han reclamado a la Diputación de Castelló el reasfaltado del vial que les comunica con Torremiró. La carretera ha quedado prácticamente intransitable tras las nevadas y el paso de las quitanieves y saleros. Otros tramos muy afectados son el Coll d'Ares, en la CV -15, la CV-12 entre Ares y Morella o la CV-173 que llega hasta Vistabella del Maestrat. Carreteras asfaltadas recientemente también sufren un grado de deterioro muy superior al de tramos en los que la nieve brilla por su ausencia. 
Desde los ayuntamientos se reclama a la diputación y la conselleria de Infraestructuras que destinen partidas específicas de mantenimiento para las épocas posteriores a las nevadas. En los cascos urbanos la sal afecta a los imbornales, desagües de las calles y zonas adoquinadas, aspecto que deben tener en cuenta los municipios para enviar a las brigadas de mantenimiento. 
Además de la sal que daña las carreteras y la vegetación adyacente, las aceras de los pueblos también se ven afectadas ya que muchos vecinos la echan en la puerta de sus viviendas para abrirse paso entre el hielo.

Alternativas a la sal como sustancia para evitar la formación de hielo en la carretera

Alternativas a la sal como sustancia para evitar la formación de hielo en la carretera
El esparcido de sal para evitar la formación de placas de hielo en la carretera es una técnica que en algunos países del norte de Europa, más habituados a la nieve, han desechado por los problemas que conlleva su uso continuado.
Además de resultar corrosivo para las carrocerías de los vehículos, el exceso en el esparcido de sal puede provocar un impacto altamente negativo para los ecosistemas. La flora y fauna se ve afectada al absorber la sal los suelos colindantes cuando se disuelve con el agua y se filtra. Por esa misma razón los acuíferos también pueden acabar teniendo un exceso de salinidad.
Para tratar de evitar estos inconvenientes, el equipo de Gestión Sostenible del Centro Tecnológico Cartif de Valladolid y el equipo de vialidad invernal de la empresa Collosa llevan estudiando desde el año 2009 posibles alternativas al esparcido de sal dentro del proyecto Vialcyl. Según acabamos de conocer a través de Innovaticiasrecientemente han experimentado con éxito en la carretera autonómica LE-321 en la provincia de León con dos corrientes excedentarias de la fabricación de azúcar.
En su afán por encontrar sustancias capaces de ser eficaces contra el hielo y que a su vez resulten inocuas para el medio ambiente han trabajado con melaza de la industria azucarera, residuos derivados de la elaboración del vino e incluso con lacteosueros procedentes de empresas lecheras.
Esperemos que los buenos resultados obtenidos sirvan para encontrar una alternativa económica, viable y ecológica al tradicional uso de sal para mantener limpias de hielo y nieve las carreteras en invierno.

Carreteras saladas

*Nota: esta entrada se ha redactado gracias a las aportaciones de los participantes en el grupo de linkedin "Profesionales del Medio Ambiente".

Con esta famosa “ola de frío siberiano” recorriendo la Península, se ha activado la alerta en la mayor parte del territorio español, en especial en las carreteras. Y es que las heladas suponen uno de los mayores peligros para los conductores, que tienen mayores probabilidades de perder el control de las rudas de sus vehículos.

De las primeras medidas que se adoptan, destaca el uso de la sal sobre el asfalto. La sal tiene la propiedad de disminuir el punto de congelación del agua, y además es barata. Así que ¿por qué no usarla?

Lo que no se cuenta de la sal es que de las vías pasa fácilmente al suelo y agua circundantes. Y los efectos sobre ambos elementos son catastróficos, ya que la salinización perjudica gravemente a las especies de flora y fauna autóctonas y el suelo queda prácticamente irrecuperable.

Al daño sobre el entorno natural hay que sumarle el propio deterioro del asfalto, de las estructuras de los puentes (la sal es muy corrosiva con las armaduras metálicas) y de los mismos vehículos, lo que añade un plus de peligrosidad a la ya complicada situación de una carretera helada.

Por eso hay que buscar soluciones alternativas a la sal. Un ejemplo en el que fijarse son los países del norte de Europa, tal y como comenta Daniel Sanjurjo López-Alonso, donde prefieren esperar a que nieve para verter arena caliente sobre la capa de suelo congelada y utilizar neumáticos específicos para el invierno.  En estos países, donde las temperaturas alcanzan valores extremadamente bajos, no se utiliza la sal porque en la práctica no es efectiva más que para heladas puntuales (a -2º si funciona, pero a -15º no, por ejemplo). Una posible opción más apta para España, como apuntan Julián Vicente Bravo Antolín y Alberto Pérez Cabezos, puede ser la mezcla de la sal con arena, que es inerte y tiene la capacidad de absorber el calor con eficacia.

Esther Moraga añade que con la cartografía meteorológica actual no debería ser difícil crear mapas de heladas para prever las zonas donde realmente sea necesario tomar medidas de precaución. También hay que depositar más confianza en las predicciones a corto plazo, cada vez con menores márgenes de error.

Otra idea que aporta Eusebio de Andrés López es la que se practica en algunos puentes y pistas de aterrizaje, en los que se ha colocado un sistema de calefacción por debajo del asfalto de placas solarescon acumuladores. Desde luego no se puede aplicar a la totalidad de vías afectadas por heladas (no es económicamente viable), pero si se dispone de los medios puede ser interesante para superficies más pequeñas.

Alba Cánovas Creus cita más soluciones: aún en fase de estudio, el uso de el acetato de calcio-magnesio (buen anticongelante e inocuo para el medio natural), y con coste más elevado, la mezcla de sal, agua y arena o con cloruro potásico o cloruro cálcico.

Por último, Jan Willem Berendsen remarca que en última instancia, hay plantas que se adaptan fácilmente a  los altos contenidos de sal, como la Cochlearia danica. A pesar de ello, como bien remarca Cesar Ramos López, cuando se construye una infraestructura viaria lo que se busca es su integración en el medio: es la carretera la que tiene que adaptarse al ecosistema y no al revés.

http://blog.ambientum.com/2012/02/carreteras-saladas.html


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